Fundamentos de la declaración de pesar votada en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, en octubre del año 2010 con motivo de la partida de mi Maestro Silo, que tuve oportunidad de redactar y promover, por consentimiento de la Dra María José Lubertino, Legisladora de la Ciudad, conjuntamente con el acompañamiento de los legisladores del Frente Para la Victoria, Juan Cabandié, Francisco "Tito" Nenna, y Gabriela Alegre
PROYECTO DE
DECLARACIÓN
La Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
manifiesta su pesar por el fallecimiento del pensador Mario Rodríguez Cobos
“Silo”, acaecido el 16 de septiembre del corriente año.
FUNDAMENTOS
Señor Presidente.
Mario Rodríguez Cobos (Silo) nació en
Mendoza el 6 de enero de 1938. Vivía con su mujer y sus dos hijos en un pequeño
pueblo Chacras de Coria, en los alrededores de Mendoza, su ciudad natal.
Su pensamiento comenzó a circular hace
mas de cuatro décadas en distintas partes del mundo, comenzando por
Latinoamérica. Hoy su Mensaje recorre el planeta, propagando que una nueva
espiritualidad está naciendo.
Recibió en 1991 el galardón otorgado por la
Academia de Ciencias de Rusia, el título de Doctor Honoris
Causa. Entre sus obras podemos citar: La Mirada Interna, El
Paisaje Interno, El Paisaje Humano, Mitos Raíces Universales, Contribuciones al
Pensamiento, El Día del León Alado, Experiencias Guiadas, Carta a mis Amigos,
Diccionario del Nuevo Humanismo, Habla Silo, Apuntes de Psicología y un sin
número de charlas y conferencias sobre diferentes temáticas en todo el mundo.
En el año 2002, fue publicado el segundo tomo de sus Obras Completas y su
último libro llamado “El Mensaje”
Sus
obras han sido traducidas a casi todos los idiomas oficiales y a muchos
dialectos, circulando en todo el planeta y son leídas por millones de seres
humanos.
A principios de 1969, seguidores del
pensamiento de Silo (Mario Rodríguez Cobos), consideraron necesario que
expresara ampliamente las ideas que hasta ese momento había expuesto en
pequeños grupos de estudio. Pero la dictadura de ese momento no autorizó la
reunión pública en la ciudad. "¡Vayan a hablarle a las piedras!”, fue la
respuesta al pedido formulado. Y precisamente allí, en un paraje despoblado y
pedregoso a los pies del Aconcagua, se realizó el encuentro. Ese 4 de mayo, en
Punta de Vacas, Argentina, Silo habló ante quienes llegaron al lugar. Esta fue
la primera exposición pública de sus ideas. En esa charla se desarrollaron
temas centrales referidos a la curación del sufrimiento.
El 4 de mayo de 1999, Silo se reúne
nuevamente en Punta de Vacas. Pasados treinta años, el mensaje de Silo se ha
expandido en los cinco continentes, esta vez los asistentes son miles, venidos
de todas partes del planeta.
Silo en esta ocasión, realiza un análisis
histórico de los acontecimientos que han golpeado al mundo, las guerras, la
explotación humana y sobre la actual crisis que sufre la humanidad. Silo dice “Reconocemos
el triunfo provisorio de la cultura del antihumanismo y declaramos el fracaso
de los ideales que no se han podido cumplir”. Pero, advierte “que los
triunfadores de hoy no tienen asegurado el futuro porque una nueva
espiritualidad comienza a expresarse en todo el mundo: no es la espiritualidad
de la superstición, no es la espiritualidad de la intolerancia, no es la
espiritualidad del dogma, no es la espiritualidad de la violencia religiosa, no
es la pesada espiritualidad de las viejas tablas ni de los desgastados valores;
es la espiritualidad que ha despertado de su profundo sueño para nutrir
nuevamente a los seres humanos en sus mejores aspiraciones.”
Silo habla sobre el fracaso de una
civilización que ha muerto y anuncia el nacimiento de una nueva civilización
planetaria en la historia de la humanidad “Y, por tanto, aquellas crisis que
sobrevienen y aún sobrevendrán en un futuro próximo servirán, no obstante su
infortunio, a superar esta última etapa de la prehistoria humana... y cada cual
sabrá si decide o no acompañar este cambio y cada cual comprenderá si busca o
no una renovación profunda en su propia vida”.
El Mensaje dado por Silo en julio de
2002, consta de tres partes: el Libro, la Experiencia y el
Camino. El Libro es conocido como “La Mirada Interna”. La Experiencia está
planteada a través de ocho ceremonias capaces de producir inspiración
espiritual y cambios positivos en la vida diaria. El Camino es un conjunto de
reflexiones y sugerencias sobre la vida personal, interpersonal y social.
El Mensaje está a disposición de quien lo
quiera usar y su interpretación, así como la participación de este, es libre.
El Mensaje pretende aportar al desarrollo y la superación del sufrimiento
personal y social.
En cuanto a su
obra podemos decir que en el primer tomo de sus "Obras Completas, se
encontrará las siete primeras obras de Silo: Humanizar la Tierra; Experiencias
Guiadas; Contribuciones al Pensamiento; Mitos Raíces Universales; El Día del
León Alado; Cartas a mis Amigos y Habla Silo. Las conferencias y
prólogos que acompañaron a muchos de estos libros en sus primeras ediciones han
sido eliminados del presente volumen aunque en Habla Silo se tiene
acceso a algunos de esos materiales. Tratando de llenar ese vacío pasamos a
hacer unos breves comentarios que sirvan al lector para ubicar con facilidad la
temática de las producciones mencionadas.
1. Humanizar la Tierra es un conjunto
de tres escritos que tienen en común el estilo de la prosa poética, el giro
apelativo y la fragmentación paragráfica. El primero de ellos, La Mirada Interna,
quedó concluida en1972 y fue corregida en 1988. El segundo, El Paisaje
Interno, se terminó en 1981 sufriendo posteriores modificaciones en 1988.
Finalmente, El Paisaje Humano, se redactó en 1988. Entre la primera
publicación de La
Mirada Interna y su corrección pasaron dieciséis años. En
ese lapso el libro circuló en numerosas lenguas de Oriente y Occidente
motivando el contacto personal y epistolar del autor con lectores de distintas
latitudes. Ese hecho seguramente contribuyó a decidir la modificación de varios
capítulos del escrito porque se advirtió que los diferentes sustratos
culturales a los que arribaba la obra producían innumerables diferencias en la
interpretación de los textos. Incluso, hubo palabras que presentaron serias
dificultades a la hora de la traducción y que más bien equivocaron el sentido
primigenio con el que se las utilizara. Lo dicho más arriba también vale para El
Paisaje Interno aunque en este caso mediaron siete años entre la producción
original y la elaboración del texto modificado. Formó parte del plan del autor
realizar la actualización de los dos primeros libros a fin de ensamblarlos con
el tercero. Obsérvese que en el mismo año se efectuaron las correcciones de los
dos primeros libros y la redacción final del tercero. Y es que El Paisaje
Humano, si bien mantiene los rasgos fundamentales del estilo de las dos
producciones anteriores, a diferencia de ellas destaca particularidades del
mundo cultural y social forzando un giro en el tratamiento de los temas que,
inevitablemente, arrastra a todos los componentes de ese cuerpo literario.
En cuanto al contenido podemos decir que La Mirada Interna
trata sobre el sentido de la vida. El tópico principal sobre el que discurre es
el estado psicológico de contradicción. Allí se aclara que el registro que se
tiene de la contradicción es el sufrimiento y que la superación del sufrimiento
mental es posible en la medida en que se oriente la propia vida, hacia acciones
no contradictorias en general y, en particular, hacia acciones no
contradictorias en relación con otras personas. El Paisaje Interno
estudia el sinsentido de la vida con referencia a la lucha contra el nihilismo
en el interior de cada ser humano y en la vida social, exhortando a que esta
vida se convierta en actividad y militancia al servicio de la humanización del
mundo. El Paisaje Humano trata de fundamentar la acción en el mundo
reorientando significados e interpretaciones sobre valores e instituciones que
parecían indiscutibles y que se daban por definitivamente aceptados. Los tres
escritos que forman parte de Humanizar la Tierra son tres momentos puestos en secuencia
que van desde la interioridad más profunda, desde el mundo de los sueños y los
símbolos, hacia los paisajes externo y humano. Se trata de un recorrido, de un
deslizamiento del punto de vista, que comenzando en lo más íntimo y personal
concluye en apertura hacia el mundo interpersonal, social e histórico.
2. Experiencias Guiadas fue
escrito en 1980 y corregido en 1988. Este libro está dividido en dos partes. La
primera, titulada Narraciones, es un conjunto de trece cuentos y
constituye el cuerpo más denso y complejo. La segunda, bajo el título de Juegos
de Imágenes, consta de nueve descripciones más sencillas que las de la
primera parte. A este material se lo puede considerar desde diferentes puntos
de vista. El más superficial nos muestra una serie de relatos breves con final
feliz. Otro enfoque revela a esta obra como una serie de prácticas psicológicas
apoyadas en formas literarias. Todo el libro está escrito en primera persona
pero se debe destacar que esa «primera persona» no es la que habitualmente
apreciamos en otro tipo de escritos porque aquí no se trata de la primera
persona del autor sino del lector. Siempre hay una especial ambientación que
sirve en cada cuento como enmarque para que el lector llene la escena con su
propia personalidad y sus propias ocurrencias. Colaborando con estos ejercicios
aparece en los textos un asteriscado (*), que marca pausas y ayuda a introducir
mentalmente las imágenes que convierten a un lector pasivo en actor y coautor
de cada descripción. Esa originalidad permite, a su vez, que una persona lea en
voz alta (marcando las interrupciones mencionadas) y que otras, escuchando,
imaginen su propio «nudo» literario. Tal cosa que en estos escritos es la
tónica, en otros más convencionales destruiría toda secuencia argumental. Debe
anotarse que en toda pieza literaria el lector o el espectador (si se trata de
representaciones teatrales, fílmicas o televisivas), puede identificarse más o
menos plenamente con los personajes pero reconociendo en el momento o,
posteriormente, diferencias entre el actor que aparece incluido en la obra y el
observador que está «afuera» de la producción y no es otro que él mismo. En este
libro ocurre lo contrario: el personaje es el observador, agente y paciente de
acciones y emociones.
3. Contribuciones al Pensamiento consta de dos ensayos. El
primero de ellos, Psicología de la Imagen, fue escrito en 1988 y el segundo, Discusiones
Historiológicas, se concluyó en 1989. Aunque referidas a campos distintos
estas dos producciones guardan entre sí muy estrecha relación y, en algún
sentido, se esclarecen mutuamente. Es por ello que su publicación, bajo el
título abarcante de Contribuciones al Pensamiento, parece del todo
adecuada. Los enfoques de Psicología de la Imagen y de Discusiones Historiológicas
son característicos de la reflexión filosófica y no nacen de la entraña misma
de la Psicología
ni de la
Historiografía. Sin embargo, ambos trabajos se dirigen a las
mentadas disciplinas de modo fundamentante.
En Psicología de la
Imagen se expone una novedosa teoría sobre lo que el
autor llama «espacio de representación», «espacio» que surge al evidenciarse
los objetos de re-presentación (no simplemente de percepción) y sin el cual no
puede entenderse cómo es que la conciencia puede dirigirse a y distinguir entre
los llamados «mundo externo» y «mundo interno». Por otra parte, si la
percepción da al perceptor cuenta de los fenómenos ¿en qué lugar éste se ubica
respecto a aquéllos?, porque si se dijera que se ubica a sí mismo en la
espacialidad externa, acorde con la externidad del fenómeno percibido, ¿cómo es
que puede mover el cuerpo «desde adentro» guiándolo en esa externidad? Mediante
la percepción puede explicarse el advenimiento del dato a la conciencia pero no
se puede, por aquélla, justificar el movimiento que la conciencia imprime al
cuerpo. ¿Puede el cuerpo actuar en el mundo externo si no existe una
representación de ambos términos? Obviamente no. Esa representación, por tanto,
ha de darse en algún «lugar» de la conciencia. Pero, ¿en qué sentido se puede
hablar de «lugar», o «color», o «extensión» en la conciencia? Estas son algunas
de las dificultades que se abordan exitosamente en el presente ensayo cuyo
objetivo ha sido sostener las siguientes tesis: a) La imagen es un modo activo
de estar la conciencia en el mundo y no simple pasividad como han sustentado
las teorías anteriores; b) Ese modo activo no puede ser independiente de una
«espacialidad» interna; y c) Las numerosas funciones con que cumple la imagen
dependen de la posición que ésta asume en aquella «espacialidad». Si lo
sostenido por el autor es correcto la acción del ser humano debe ser
reinterpretada. Ya no será la «idea», o una supuesta «voluntad», o la misma
«necesidad objetiva» las que muevan al cuerpo hacia las cosas, sino la imagen y
el emplazamiento de ésta en el espacio de representación. La «idea», o la
«necesidad objetiva», podrán orientar la actividad en la medida en que se
emplacen como imagen y en una perspectiva de representación, en un paisaje
interno adecuado. Pero no solamente las necesidades o ideas tendrán esa
posibilidad sino también las creencias y aún las emociones convertidas en
imágenes. Las consecuencias que derivan de esto son enormes y el autor parece
insinuarlas al cerrar su trabajo con estas palabras: «Si las imágenes permiten
reconocer y actuar, conforme se estructure el paisaje en individuos y pueblos,
conforme sean sus necesidades (o lo que consideren que sean sus necesidades),
así tenderán a transformar al mundo».
En Discusiones Historiológicas se
pasa revista a las distintas concepciones que el autor engloba bajo la
designación de «Historia sin temporalidad». Pero ¿por qué es que se ha dado
cuenta, hasta hoy, de la historia humana considerando al hombre como
epifenómeno o simple polea de transmisión en la que cumple con la función de
paciente de factores extrínsecos? ¿Qué ha motivado la falta de explicación
suficiente sobre la temporalidad y de qué naturaleza es ésta? El autor explica
que la Historiología
solo devendrá en ciencia en la medida en que pueda responder a esas preguntas y
aclare los pre-requisitos necesarios a todo discurso histórico, a saber: ¿de
qué historicidad y de qué temporalidad estamos hablando? En el prólogo a esta
obra se dice: «Hemos fijado como objetivo de nuestro trabajo dilucidar los
requisitos previos necesarios para la fundamentación de la Historiología. Está
claro que un saber fechado sobre los acontecimientos históricos no basta para
efectuar reclamos acerca de su cientificidad...» La Historiología no
puede prescindir de la comprensión de la estructura de la vida humana ya que el
historiólogo, aún cuando quisiera hacer simple historia natural, se vería
compelido a estructurarla desde una óptica y una interpretación humana.
Precisamente, la vida humana es historicidad, temporalidad, y en la comprensión
de esa temporalidad está la clave de toda construcción histórica. Pero ¿cómo es
que se suceden los acontecimientos humanos, cómo es que devienen unos en otros?
Son las generaciones en su acumulación temporal los agentes de todo proceso
histórico y aunque éstas coexistan en un mismo momento su paisaje de formación,
desarrollo y lucha es diferente entre ellas ya que unas han nacido antes que
otras. Aparentemente viven el mismo tiempo histórico como lo hacen el niño y el
anciano pero aún coexistiendo representan paisajes y acumulaciones temporales
diferentes. Por otra parte, las generaciones nacen unas de otras en un
contínuum biológico pero lo que las caracteriza es su constitución social y
temporal.
4. Mitos Raíces Universales fue escrito
en 1990. La obra está planteada con el interés de cotejar los sistemas de
tensiones básicos que vivieron los pueblos formadores de los grandes mitos. En
la parte inicial del libro el autor presenta una breve Aclaración que puede ser
consultada para comprender el método utilizado en el tratamiento de los
principales mitos de diez culturas.
5. El
Día del León Alado, está integrado por una serie de cuentos muy cortos, por
unos relatos más extensos de trama compleja y por algunas fantasías próximas a
la ciencia- ficción. Precisamente de la última de ellas, El Día del León
Alado, el libro toma su título. El autor, transitando una vez más por los
caminos del experimento literario, nos entrega ahora unos pocos cuentos entre
los que destaca por su originalidad En los Ojos Sal, en los Pies Hielo.
Para los conocedores de su obra, particularmente del ensayo Psicología de la Imagen, el breve
escrito que comentamos aparece como una clara aplicación de su teoría de la
conciencia a la descripción de un hecho insólito. Las otras ficciones que
componen este volumen tocan desde la conmovedora situación de un líder africano
sin salida, hasta la risueña actividad de un superhombre que, utilizando su
habilidad gimnástica, termina por vencer a la ley de gravedad.
6. Las Cartas a mis Amigos fueron publicadas separadamente
a medida que el autor las fue produciendo. Desde la primera escrita el 21/02/91
hasta la décima y última, redactada el 15/12/93, pasaron casi tres años. En ese
tiempo ocurrieron transformaciones globales importantes en casi todos los
campos del quehacer humano. Si la velocidad de cambio se sigue incrementando,
como ha sucedido en ese lapso, un lector de las próximas décadas difícilmente
entenderá el contexto mundial al que continuamente hace referencia el autor y,
por consiguiente, no apresará muchas de las ideas que se expresan en estos
escritos. Por ello habría que recomendar a los hipotéticos lectores del futuro
tener a mano una reseña de los acontecimientos que ocurrieron entre 1991 y
1994; sugerirles obtener una comprensión amplia del desarrollo económico y
tecnológico de la época, de las hambrunas y los conflictos, de la publicidad y
la moda. Sería necesario pedirles que escucharan la música; vieran las imágenes
arquitectónicas y urbanísticas; observaran los hacinamientos de las
macrociudades, las migraciones, la descomposición ecológica, y el modo de vida
de aquel curioso momento histórico. Sobre todo habría que rogarles que
intentaran penetrar en los dimes y diretes de aquellos formadores de opinión:
de los filósofos, sociólogos y psicólogos de esa etapa cruel y estúpida. Si
bien en estas Cartas se habla de cierto presente es indudable que
fueron redactadas con la mirada puesta en el futuro y creemos que únicamente
desde allí podrán ser confirmadas o refutadas.
En esta obra no existe un plan general
sino más bien una serie de exposiciones ocasionales que admiten una lectura sin
secuencia. Sin embargo, podría intentarse la siguiente clasificación: a) las
tres primeras cartas enfatizan en las experiencias que le toca vivir al
individuo en medio de una situación global cada día más complicada; b) en la
cuarta se presenta la estructura general de las ideas en que se basan todas las
cartas; c) en las siguientes se esboza el pensamiento político-social del
autor; y d) la décima presenta lineamientos de acción puntual teniendo en
cuenta el proceso mundial.
Pasamos a destacar algunos temas tratados
en la obra. Primera carta. La situación que nos toca vivir. La
desintegración de las instituciones y la crisis de solidaridad. Los nuevos
tipos de sensibilidad y comportamiento que se perfilan en el mundo de hoy. Los
criterios de acción. Segunda. Los factores de cambio del mundo actual y
las posturas que habitualmente se asumen frente a dicho cambio. Tercera.
Características del cambio y la crisis con relación al medio inmediato en que
vivimos. Cuarta. Fundamento de las opiniones vertidas en las Cartas
sobre las cuestiones más generales de la vida humana, sus necesidades y
proyectos básicos. El mundo natural y social. La concentración de poder, la
violencia y el Estado. Quinta. La libertad humana, la intención y la
acción. El sentido ético de la práctica social y la militancia, sus defectos
más habituales. Sexta. Exposición del ideario del Humanismo. Séptima.
La revolución social. Octava. Las fuerzas armadas. Novena. Los
derechos humanos. Décima. La desestructuración general. La aplicación de
la comprensión global a la acción mínima concreta.
La carta Cuarta, de capital importancia en la justificación
ideológica de toda la obra, puede ser profundizada con la lectura de otro
trabajo del autor, Contribuciones al Pensamiento (particularmente el
ensayo titulado Discusiones Historiológicas) y, desde luego, con la
conferencia La Crisis
de la Civilización
y el Humanismo incluida en el libro Habla Silo.
En la carta Sexta se exponen las ideas del humanismo
contemporáneo. La condensación conceptual de este escrito hace recordar a
ciertas producciones políticas y culturales de las que tenemos ejemplos en los
«manifestos» de mitad del siglo XIX y XX, como ocurre con el Manifiesto
Comunista y el Manifiesto Surrealista. El uso de la palabra
«Documento» en lugar de «Manifiesto», se debe a una cuidadosa elección para
ponerse a distancia del naturalismo expresado en el Humanist Manifesto
de 1933, inspirado por Dewey, y también del social-liberalismo del Humanist
Manifesto II de 1974, suscrito por Sakharov e impregnado fuertemente por el
pensamiento de Lamont. Si bien se advierten coincidencias con este segundo
manifiesto en lo que hace a la necesidad de una planificación económica y
ecológica que no destruya las libertades personales, las diferencias en cuanto
a visión política y concepción del ser humano son radicales. Esta carta,
extremadamente breve con relación a la cantidad de materias que trata, exige
algunas consideraciones. El autor reconoce los aportes de las distintas
culturas en la trayectoria del humanismo como claramente se observa en el
pensamiento judío, árabe y oriental. En ese sentido, al Documento no se lo
puede encerrar en la tradición «ciceroniana» como a menudo ha ocurrido con los
humanistas occidentales. En su reconocimiento al «humanismo histórico» el autor
rescata temas ya expresados en el siglo XII. Nos referimos a los poetas
goliardos que, como Hugo de Orleáns y Pedro de Blois, terminaron componiendo el
célebre In terra sumus, del Codex Buranus (o códice de Beuern,
conocido en latín como Carmina Burana). Silo no los cita directamente
pero vuelve sobre sus palabras. «He aquí la gran verdad universal: el dinero es
todo. El dinero es gobierno, es ley, es poder. Es, básicamente, subsistencia.
Pero además es el Arte, es la
Filosofía y es la Religión. Nada se hace sin dinero; nada se puede
sin dinero. No hay relaciones personales sin dinero. No hay intimidad sin
dinero y aún la soledad reposada depende del dinero». Es difícil no reconocer
la reflexión del In terra sumus: «mantiene al abad el Dinero en su celda
prisionero», cuando se dice: «... y aún la soledad reposada depende del
dinero». O bien, «El Dinero honra recibe y sin él nadie es amado», y
aquí: «No hay relaciones personales sin dinero. No hay intimidad sin dinero».
La generalización del poeta goliardo: «El Dinero, y esto es cierto, hace que
el tonto parezca elocuente», aparece en la carta como: «Pero además es el
Arte, es la Filosofía
y es la Religión».
Y sobre esta última en el poema se dice: «El Dinero es adorado porque hace
milagros... hace oír al sordo y saltar al cojo», etc. En ese poema del Codex
Buranus, que Silo da por conocido, quedan implícitos los antecedentes que
luego van a inspirar a los humanistas del siglo XVI, particularmente a Erasmo y
Rabelais.
La carta que estamos comentando presenta el ideario del humanismo
contemporáneo. Para dar una idea más acabada del tema nada mejor que consultar
aquí Visión Actual del Humanismo, incluida en el libro Habla Silo.
La Décima y última carta establece los límites de la desestructuración y
destaca tres campos, entre tantos otros posibles, en los que ese fenómeno cobra
especial importancia: el político, el religioso y el generacional, advirtiendo
sobre el surgimiento de neo-irracionalismos fascistas, autoritarios y
violentistas. Para ilustrar el tema de la comprensión global y de la aplicación
de la acción al punto mínimo del «medio inmediato» el autor da ese fenomenal
salto de escala en el que nos encontramos con el «vecino», el compañero de
trabajo, el amigo... Queda clara la propuesta en la que todo militante debe
olvidar el espejismo del poder político superestructural porque ese poder está
herido de muerte a manos de la desestructuración. De nada valdrá a futuro el
presidente, el primer ministro, el senador, el diputado. Los partidos
políticos, los gremios y sindicatos se irán alejando gradualmente de sus bases
humanas. El Estado sufrirá mil transformaciones y únicamente las grandes
corporaciones y el capital financiero internacional irán concentrando la
capacidad decisoria mundial hasta que sobrevenga el colapso del Paraestado. ¿De
qué podría valer una militancia que tratara de ocupar las cáscaras vacías de la
democracia formal? Decididamente la acción debe plantearse en el medio mínimo
inmediato y únicamente desde allí, sobre la base del conflicto concreto, debe
construirse la representatividad real. Pero los problemas existenciales de la
base social no se expresan exclusivamente como dificultades económicas y
políticas, por lo tanto un partido que lleve adelante el ideario humanista y
que instrumentalmente ocupe espacios parlamentarios tiene significación
institucional pero no puede dar respuesta a las necesidades de la gente. El
nuevo poder se construirá desde la base social como un Movimiento amplio,
descentralizado y federativo. La pregunta que debe hacerse todo militante no es
«quién será primer ministro o diputado», sino más bien «¿cómo formaremos
nuestros centros de comunicación directa, nuestras redes de consejos
vecinales?; ¿cómo daremos participación a todas las organizaciones mínimas de
base en las que se expresa el trabajo, el deporte, el arte, la cultura y la
religiosidad popular?». Ese Movimiento no puede ser pensado en términos
políticos formales sino en términos de diversidad convergente. Tampoco debe
concebirse el crecimiento de ese Movimiento dentro de los moldes de un
gradualismo que va ganando progresivamente espacio y estratos sociales. Debe
plantearse en términos de «efecto demostración», típico de una sociedad
planetaria multiconectada apta para reproducir y adaptar el éxito de un modelo
en colectividades alejadas y diferentes entre sí. Esta última carta, en suma,
esboza un tipo de organización mínima y una estrategia de acción acorde a la
situación actual.
Nos hemos detenido únicamente en las
cartas cuatro, seis y diez. Creemos que a diferencia de las restantes éstas han
requerido de alguna recomendación, alguna cita y algún comentario
complementario.
7. Habla Silo. Este libro da cuenta de lo
expuesto oralmente por Silo a lo largo de casi tres décadas. Se trata de una
recopilación de opiniones, conferencias y comentarios, dados por este pensador
entre los años 1969 y 1995, excluyendo lo dicho ante los medios de difusión. El
material presentado tiene por base a numerosas transcripciones de apuntes
escritos y grabaciones de audio y video.
En el segundo volumen de sus Obras
Completas está compuesto por Apuntes de Psicología, Notas y el Diccionario del
Nuevo Humanismo
1. Apuntes de Psicología. Son
recopilaciones de conferencias dadas en 1975, 1976 y 1978. En Psicología I se
estudia al psiquismo en general como función de la vida, en su relación con el
medio y en su expresión humana. Se pasa luego a exponer las características de
los “aparatos” del psiquismo en los sentidos, la memoria y la conciencia.
También se expone la teoría de los impulsos y del comportamiento. En Psicología
II se estudian las tres vías de la experiencia humana: sensación, imagen y
recuerdo. Inmediatamente se da cuenta de las respuestas que el psiquismo da a
los estímulos externos al cuerpo y a los estímulos del intracuerpo. Los niveles
de trabajo de la conciencia y los mecanismos del comportamiento son revisados a
la luz de la teoría del espacio de representación. Finalmente, se va ilustrando
la producción y transformación de impulsos siguiendo el recorrido de las
sensaciones, las imágenes y los recuerdos al tiempo que se los ordena en una
presentación morfológica de signos, símbolos y alegorías. En Psicología III se
estudia el sistema de Operativa capaz de intervenir en la producción y
transformación de los impulsos. Un esquema simplificado del trabajo integrado
del psiquismo contribuye a la comprensión de los temas de Operativa.
Finalmente, se establecen distinciones entre la conciencia y el “yo”
contrastando los estados de reversibilidad con los estados alterados de
conciencia.
2. Notas . Se trata de dos trabajos muy
breves realizados en 1999. El primero de ellos, El ensueño y la acción, nos
remite a la Plaza
de Colón, en Madrid. En ella, una especie de montaje escenográfico de colosales
dimensiones sugiere reflexiones contradictorias. La plaza deja de ser un simple
lugar de esparcimiento y desahogo urbano para convertirse en un laberinto de
hechos históricos que se desarrollan en complejo entramado. En El bosque de
Bomarzo, el autor dilucida los significados de un jardín manierista del Renacimiento
atestado de alegorías y símbolos originados en la Alejandría del siglo
II. En este bosque, hoy convertido en atracción turística, se conservan
numerosas esculturas de inspiración mística que siguen dando lugar a
interpretaciones fantasiosas.
3. Diccionario del Nuevo Humanismo. Este
trabajo publicado en 1994 bajo el título de “Algunos términos de uso frecuente
en el Humanismo”, fue ampliado considerablemente dándose a la imprenta en 1997
como “Diccionario del Nuevo Humanismo”. Para la inclusión en estas Obras
Completas se han introducido algunas modificaciones de extensión sobre las
ediciones más recientes de 1999. Las palabras que se exponen en esta obra no
provienen de los amplios campos de la cultura sino, mayoritariamente, de la Politicología y de la Sociología. Por
otra parte, no se han recogido vocablos excesivamente técnicos aparecidos en
diferentes producciones del Humanismo. Según el autor, “en este diccionario,
realizado con el aporte de selectos colaboradores, no se ha logrado balancear
el humanismo occidental con otras formas de humanismo, igualmente ricas, que se
encuentran en las diversas culturas. Esa insuficiencia podrá ser superada
cuando se encare la tarea de producir una enciclopedia con la extensión que
requiere el humanismo universalista”.
En cuanto al pensamiento de Silo podemos
decir que hacia finales de la década del ’60 hicieron su aparición pública un
hombre y un pensamiento que estarían destinados a señalar el camino a recorrer
por el ser humano en este confuso “fin de milenio”.
Habló
sencillamente, dirigiendo su mensaje al hombre sufriente y existente. No se
dirigió a las cúpulas, a los formadores de opinión, a los poderosos, salvo para
señalar su inhumanidad y su irresponsabilidad histórica.
Silo advirtió
acerca de los peligros que se cernían sobre la conciencia individual y sobre la
sociedad humana. Habló con precisión y poesía sobre el sufrimiento enquistado
en las almas de las mujeres y hombres de esta humanidad. Y habló con piedad y
desinteresadamente sobre el camino a recorrer para superar ese sufrimiento.
Pudo ver con los
ojos abiertos y no con los ojos de la pesadilla el dolor que prometía la
irresponsabilidad de los poderosos en todos los campos y, coherentemente, dio
su mensaje de alerta sobre la destrucción que se avecinaba.
Tal vez sea
ocioso recordar la estupidez, la violencia y la mala fe con que fue recibido su
mensaje, precisamente, por aquellos que se consideraban a sí mismos como los
dueños del poder y, consiguientemente, del pensamiento correcto y de la verdad
absoluta.
Mucha agua ha
corrido bajo el puente en estos más de cuarenta años. Todo lo que se dijo que
iba a suceder, lamentablemente, sucedió. La violencia recorrió el mundo sin
respetar fronteras, pueblos ni culturas. Desde las diversas dictaduras militares
que asolaron a América, África y Asia hasta los restos de los fascismos
europeos, estimulados por la bipolaridad en boga. Desde las formaciones
guerrilleristas de ultraizquierda hasta los grupos paramilitares de
ultraderecha, pasando por toda la gama de separatismos violentistas, todos han
puesto su mejor entusiasmo para llevar a la humanidad hasta el límite del
abismo.
El juego de poder
de superpotencias puso al mundo peligrosamente cerca de inimaginables
holocaustos nucleares, ante los que los bienpensantes de todo bando afinaban
sus lápices en cálculos de sobrevivientes posibles con los que encarar un largo
invierno sin primavera ni esperanzas en el horizonte.
La conciencia
individual no estuvo ausente de todo esto. Cada uno se enardeció, se atemorizó,
se entristeció ante derrotas, se euforizó ante victorias, hizo “fuerza” por un
bando u otro, se comprometió o escabulló su rostro en el anonimato de la
multitud.
Cada uno sabe o
intuye los infiernos por los que hizo transitar su fe durante esta tragedia de
enredos.
Nadie dijo:
“Silo, tenías razón”. No, todo lo contrario, toda mención a su pensamiento y su
persona se utilizó para deformar su imagen y ocultar sus ideas. Tal vez, sabían
lo que hacían. Tal vez, tanta coherencia personal e ideológica les mostraba
insoportablemente su propia imagen interna y la desestructuración mental que
sufrían. Y eso era intolerable e imperdonable.
En ese recorrido
terminaron de morir, tras una agonía obstinada, algunas ideologías que atadas a
patéticos muros trataban de explicar al hombre, la historia, la sociedad, sin
poder dar explicación a las propias contradicciones internas.
El pragmatismo y
el neoliberalismo, otros engendros mal formulados, aprovecharon la confusión
reinante para decretar la muerte de las ideologías y el fin de la historia.
Pero ¿Qué
importancia puede tener para el ser humano anónimo, para la inmensa mayoría,
este trastabillar del pensamiento?
Ninguna
importancia podría tener, si no fuera porque todas estas formulaciones mal
fundamentadas fueron el sustento ideológico para despojarlo de los derechos
conquistados con tanto trabajo, con tanta lucha. Ninguna importancia podrían
tener estos ejercicios de inteligencias débiles, si no fueran utilizados para
la explotación, la injusticia, la promoción del desaliento, la desesperanza y
la pérdida de futuro.
¿Qué ha sucedido
con los “pensadores” de la verdad científica? ¿Dónde están los políticos?
¿Dónde los intelectuales? ¿Dónde los dictadores? ¿Dónde los formadores de
opinión?
Los que han
sobrevivido a los años están reacomodando su discurso, su imagen, sus afectos.
Ahora ya no tratan de seguir una idea, no tratan de hacer algo en el plano de
la coherencia, sólo tratan de salvar los pellejos de sus mezquinos negocios. Es
decir, están haciendo lo que siempre han hecho.
Mucho ha cambiado
y continúa cambiando, pero algunas cosas se mantienen inalteradas: La violencia
del sistema continúa con su impulso destructivo, no promoviendo ahora la lucha
entre bandos o las bipolaridades globales sino estimulando decididamente el
todos contra todos.
En estos más de
cuarenta años Silo ha trabajado mucho. Ha desarrollado sus ideas, ha impulsado
a mucha gente en la dirección del humanismo, ha inspirado incontables
iniciativas e, incansablemente, ha llevado su palabra a la gente de buena fe
que quiera escucharlo.
En este páramo,
donde los mentores y sabihondos han hecho mutis por el foro, transformándose en
pequeños hombres de pequeños negocios, la imagen de Silo, sólida, firme,
entera; fortalecida en el ejercicio de la honestidad intelectual y moral, surge
como una guía ineludible para intentar el salto desde esta prehistoria hacia la
verdadera historia humana.
Hoy, como hace
mas de cuarenta años, Silo podría haber dicho, como ya lo hizo el 4 de mayo de
1969 en su primera arenga pública en Punta de Vacas, : “No hay falsas puertas
para acabar con la violencia! No busques falsas puertas! No hay política que
pueda solucionar este afán de violencia enloquecido. No hay partido ni
movimiento en el planeta que pueda acabar con la violencia. No hay falsas
salidas para la violencia en el mundo... Me dicen que la gente joven en
distintas latitudes está buscando falsas puertas para salir de la violencia y
el sufrimiento interno. Busca la droga como solución. No busques falsas puertas
para acabar con la violencia.
Hermano mío:
cumple con mandatos simples, como son simples estas piedras y esta nieve y este
sol que nos bendice. Lleva la paz en ti y llévala a los demás. Hermano mío:
allá en la historia está el ser humano mostrando el rostro del sufrimiento,
mira ese rostro del sufrimiento... pero recuerda que es necesario seguir
adelante y que es necesario aprender a reír y que es necesario aprender a
amar”.
Hoy, que muchos
ruidos se han acallado, hoy que la conciencia humana se enfrenta impávida ante
el propio silencio, es hora de escuchar la palabra de Silo.
"La dimensión espiritual de Silo es
inagotable y su muerte en Mendoza, hace unos días, nos deja una enseñanza cuyo
horizonte, impredecible y vasto, es difícil de mensurar. Esta frase, dicha así
en estos tiempos históricos tan intrincados y banales, parece la opinión de
alguien que opina cualquier cosa sobre cualquier persona; pero este hombre,
Silo, no tenia nada que ver con lo mediático, ni era un personaje conocido de
la coyuntura política, económica, literaria, de la farándula o del espectáculo.
En verdad, se trataba de un pensador,
original e infrecuente, que buceaba en los abismos del corazón y la mente,
configurando una tarea, cuya exacta dimensión no ha sido todavía bien
entendida. Con decenas de libros escritos, era también un hacedor, en el
sentido de que sus ideas se presentaban para ser cotejadas en distintos grupos
de estudios, -verdaderos laboratorios existenciales- que muchos jóvenes y no
tan jóvenes experimentan con entusiasmo y asombro en diversos territorios y
culturas.
Tratando de develar la trascendencia,
siendo un cuidadoso lector hubo estudiado a Ortega y Gasset, Edmund Husserl,
Mircea Eliade, Nietzsche, Sartre y Hegel. Por supuesto, conocía muy bien, y
entre muchos otros, a Marx, Darwin, C. G. Jung, Freud –a quién le objetaba la
noción del inconciente-, Wolfang Kohler, Heidegger, Heisenberg, Kandinsky.
Todos ellos, abonaron el terreno para una magna obra: intentar convertirse en
una suerte de guía luminoso de los caminos internos.
La conciencia, para Silo, era un fenómeno
abierto, cuyos vericuetos, incluyendo los más íntimos, reprimidos o alejados de
lo racional, podían develarse a quién supiera encontrar la llave, con paciencia
y sereno esfuerzo, para decodificar sus manifestaciones. La mente, en tanto,
era una suerte de ámbito mayor, el océano infinito dentro del cual la
conciencia y el mundo desarrollaban su acción cotidiana.
Desde esta perspectiva, su original
enseñanza liberadora tiene puntos de contacto con el Budismo, aunque no desdeña
aportes de los Sufìes, de la
Alquimia de los Alejandrinos y Neoalejandrinos o de la Philokalia de los
monjes del Monte Athos.
Inquieto escrutador de la espiritualidad
de las culturas precolombinas, en distintas oportunidades se refirió al mito mesoamericano
del Quetzalcoatl, el hombre-serpiente convertido en dios, como también al gran
Pachakuti, el renovador del estado Inca, quién humanizó el colectivo social de
ese imperio, según se explica en el texto “El humanismo en las distintas
culturas” del intelectual ruso Semenov. Por otra parte, el Aconcagua como
majestuoso y simbólico protector andino -y de la madre naturaleza- de la
localidad de Punta de Vacas, donde Silo comenzó su misión, es una constante
referencia en su obra.
Heredero de Gandhi y Martin Luther King,
fue el creador, sucesivamente, del Movimiento Humanista y de organismos como el
partido Humanista, la
Comunidad para el Desarrollo Humano, Convergencia de las
Culturas y otras asociaciones. El Mensaje de Silo, es la síntesis de su doctrina
dirigida hacia un fin: Humanizar la
Tierra, es decir, descubrir el sentido del hombre en el
mundo.
Optimista profundo y de una curiosidad
notable, en los últimos tiempos y como un verdadero Prometeo, puso en práctica
lo que él llamó “talleres del fuego”: interesado en estudiar el salto de
conciencia que iluminó a los homínidos y los convirtió en sapiens sapiens, ideó
distintos experimentos para producir y controlar el fuego a partir de ámbitos
primitivos, en elementales condiciones de origen, y de esta manera observar y
entender el esfuerzo, el funcionamiento de la psiquis puesta en tal tarea hace
40 o 50 mil años atrás.
Las preguntas eran: ¿Cómo hizo el hombre
para descubrir la tecnología destinada a producir y controlar el fuego? ¿Cómo y
de dónde surgió esa intencionalidad transformadora del entorno y de sí mismo y
cuales fueron sus efectos? ¿ Cómo se produjo la evolución y el salto de
conciencia? Porque, en definitiva, la lucha del hombre esta orientada a la
superación del dolor y el sufrimiento, es decir, hacia el intento por
transformar las condiciones -cualquiera que ellas fuesen-, que limitan su
existencia témporo-espacial.
En todas las culturas se manifestaron
seres especiales que supieron ahondar, comprender la problemática de los
tiempos más oscuros y plantear con claridad la huella de un futuro abierto y
luminoso. Silo era uno de ellos; se reivindicaba como perteneciente no a un
país, etnia o clase determinada, sino a esos hombres cuya misión era velar por
el destino de la especie humana en toda su dimensión y misterio.
Su prédica por la Paz comenzó cuando tenía 30
años, el 4 de Mayo de 1969, en Punta de Vacas, a los pies del Aconcagua, con
una arenga conocida como la
Curación del Sufrimiento. Era el comienzo de la maravillosa
década del 70, con la renovación generacional, el Mayo de París y las ansias
colectivas de transformar el mundo. El desarrollo de sus ideas -combatido por
los regímenes militares desde Onganìa hasta el Proceso Militar- se extendió
luego a todos los continentes.
En el año 1993, recibió el doctorado
Honoris Causa de la Academia
de Ciencias de Rusia; poco tiempo antes, había sido designado “Maestro” por la Shanga Budista de
Sri Lanka, al sur de la India.
La última vez que se presentó en público
fue en el 11 de Noviembre del año pasado, en Alemania, donde disertó ante la Cumbre de los Premios Nóbel
de la Paz, cuando
la Marcha Mundial
por la Paz y la No Violencia, de la
asociación “Mundo Sin Guerras” (también nacida a partir de su inspiración)
llegó a Berlín después de recorrer distintos continentes.
Cabe mencionar que esa marcha, épica,
comenzó en Nueva Zelanda, recorrió cinco continentes y culminó su recorrido en
Punta de Vacas, al pié del Aconcagua, en plena cordillera de los Andes, donde
Silo la recibió con los brazos abiertos, allí donde construyó uno de los tantos
Parque de Reflexión que se encuentran diseminados por el mundo".
Como mencionáramos en un párrafo
anterior, Silo, fue el fundador del Movimiento Humanista del que se desprende
el Partido Humanista que comienza a transitar la vida política de nuestro país
y de nuestra Ciudad ininterrumpidamente desde el año 1984. Producto de esta
acción política en el año 1999 asume una banca en esta casa la
Dra. Lía Méndez quien supo dejar en la
memoria de esta Legislatura infinidad de referencias, testimonios y proyectos
parlamentarios que intentaron traducir la influencia de este pensador y la
corriente de pensamiento por él iniciada.
En virtud de todo lo expresado solicito
se apruebe la presente declaración.